El piloto de Río Cuarto fue uno de los héroes de la semana luego de asistir a Kevin Benavides en la sexta etapa del Dakar 2020 y salvarle la carrera. Pero no es la primera vez que lo hace. En el Panafrica 2019, ayudó a Joaquin Debeljuh cuando quedó atacado en un lodazal y también lo rescató del abandono. Conozca la historia relatada por el mismísimo Debeljuh, para Somos Dakar.
Una de las principales premisas a la hora de describir lo que significa correr el Dakar no está relacionado con lo meramente deportivo, o con la rigurosidad de la competencia, sino que tiene que ver con el compañerismo, la solidaridad y la amistad entre los pilotos.
La jornada de ayer pasó de ser una de las mejores para Kevin Benavides en su carrera dakariana, a teñirse de negro cuando el motor de su Honda colapsó a solo 44 kilómetros de la meta.
Pasaron horas y Kevin seguía varado en el desierto, viendo como otros competidores pasaban y ninguno le prestaba la mano para cerrar la etapa. Pero él siempre tuvo fe en que su ángel de la guardia llegaría, aunque no sabía bien quién sería.
Ese ángel fue Leonardo Cola, piloto cordobés que está debutando en el Rally Dakar en esta edición en Arabia Saudita. Leo hizo todo bien: paró en medio del agobiante desierto, ató la eslinga de su moto a la de Kevin y comenzó a conducir ya en un terreno difícil, al que se le agregó la dificultad de llevar detrás a otro competidor. Finalmente, arribaron a meta y debe ser imposible describir con palabras el agradecimiento de Benavides para con Cola.
Sin embargo, no fue la primera gran acción solidaria de Cola. En el Rally Panafrica de Marruecos, él junto a Joaquín Debeljuh, campeón argentino del Canav en motos, fueron los únicos albicelestes en participar de la prueba, en un terreno similar al del Dakar.
Compañeros de equipo en el X Raids, compartieron también una experiencia de rescate, donde Leo se vistió nuevamente de héroe. Todo ocurrió en una larga especial de 400 kilómetros. Así lo relata el mismo Debeljuh en exclusiva para Somos Dakar:
“A mitad de la etapa nos teníamos que desviar hacia un río ancho y la hoja de ruta decía que no nos debíamos salir de ahí. Yo venía al frente de mi pelotón, abriendo pista para esos pilotos, y empecé a ver que había mucha vegetación ahí, por lo que no iban a poder pasar otros vehículos, como los UTV, así que decidí volver para otra parte del río y ahí fue cuando me metí en un lodazal y no pude salir”, relató.
Durante varios minutos Debeljuh estuvo esperando a su compañero, que venía más atrás ya que Joaquín estaba peleando el top 10 de la carrera con los líderes. Mientras, pasaban pilotos, pero paraban solo a ver si el bonaerense estaba en buenas condiciones y no perdían tiempo de carrera en ayudarlo.
Hasta que llegó Leonardo. “Me dijo que me quede tranquilo, que lo íbamos a sacar. Nos empezamos a sacar el traje porque hacía mucho calor, unos 50º ese día en Marruecos. Así que él, que es grandote, pudo hacer fuerza desde el manubrio y yo con una linga tiraba de la parte firme. Así la fuimos despegando de a poco”.
“Después enganchamos la rueda delantera de mi moto junto con la linga de él y la mía a su moto y le pegamos un sacudón bien fuerte para tratar de sacarla, puse la moto en segunda, la solté y la pudimos sacar”, continúa relatando el joven oriundo de la localidad de Acevedo.
“Cuando la pudimos sacar teníamos una emoción muy grande entre los dos ya que estuvimos como 40 minutos. Empezamos a gritar: ‘Vamos hermano esto es Dakar, se tira para adelante y vamos a llegar’”.
Pero eso no fue todo, porque del apuro por sacar la moto, no divisaron que por el tirón de la moto apretaron de más la hebilla de la soga y quedó muy apretada. “La única forma de sacarla era cortando la soga. Intentamos cortarla pero no había caso, hasta que llegaron tres pilotos: un español, un italiano y un ruso. El español sacó una navaja afiladísima y con eso pudimos separar las dos motos”.
“A todo esto ya había pasado más de una hora de carrera, pero igualmente Leo me espero y seguimos juntos hasta el final de la especial. Fue la etapa más dura del Panafrica y cuando llegamos fue muy emocionante haber finalizado con su ayuda para poder salir después al otro día”, cerró el testimonio Joaquín.
“Esto es Dakar” dijeron juntos cuando lograron sacar la moto de esa trampa de barro. Ese grito seguramente quedó en la mente de Leonardo Cola cuando lo vio a Kevin Benavides en la peor de las situaciones.
Por eso lo pudo remolcar por 40 kilómetros, porque es el ángel de la guarda de los argentinos.
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Texto y entrevista: Luciano Schiffer
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Foto de portada: ASO.