La piloto de KH-7 comparte sus primeras impresiones antes de regresar a España. La catalana y su copiloto, Maurizio Gerini, se vieron forzados a retirarse este pasado sábado al quedar ligeramente dañado el arco de seguridad de su coche tras un vuelco. “Fue un disgusto. Cuesta mucho ir al Dakar, y creo que era un año para hacerlo muy bien, tanto en la categoría 4×2, como en la general. La FIA, en temas de seguridad, es muy exigente, y es normal. Toca aceptarlo”, sintetizó.
El día después de un batacazo nunca es fácil. Pocas veces en su nutrida, variada y prolífica trayectoria deportiva ha tenido que vivir un sinsabor tan amargo como el que tuvo que digerir la pasada noche, tras conocer la decisión de los comisarios técnicos de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) de no dejarle tomar la salida de la segunda etapa este domingo, 5 de enero. Laia Sanz, 14 veces finisher del Rally Dakar se quedaba sin opción alguna de hacer la 15ª muesca en su casco de piloto.
El desenlace de su corta historia en la 47ª edición del rally de los rallies fue cruel, tremendamente cruel. La piloto de KH-7 llegaba al podio de salida sin kilómetros de preparación a la espalda en 2024; solo los que pudo recorrer en el pasado Dakar, los pocos que pudo hacer sin problemas en el Abu Dhabi Desert Challenge a finales de febrero con un side-by-side de la categoría Challenger, y los que le valieron el subcampeonato de la Extreme E. Ni uno solo con el Century CR-6T que tenía intención de llevar hasta la meta de Shubaytah, en Arabia Saudí. Pero eso no fue impedimento para que mostrara muy rápidamente que su evolución como piloto de coches sigue un camino ascendente que no ha llegado a su cúspide y que lucha por abrirse paso en el costoso y difícil mundo de las cuatro ruedas. El objetivo de ganar en la T1.2 (4×2) y de mejorar el top 15 del año pasado eran legítimos y alcanzables.
En la corta prólogo del viernes (de 29 kilómetros), demostró una gran solvencia al sacar más de medio minuto al segundo vehículo de la categoría 4×2 y clasificarse 23ª absoluta sin mucho esfuerzo. Tenía grandes posibilidades de hacer un buen papel, junto a su copiloto Maurizio Gerini, en estas primeras jornadas de la prueba más dura, terrible y cautivadora del motorsport. Ahora, probablemente, Laia Sanz haya descubierto un nuevo significado a esos tres calificativos, después de verse forzada a la retirada al sufrir un vuelco a 70 kilómetros del final de la primera etapa, pese a reparar el coche y completar los 413 kilómetros cronometrados, además de los 86 de enlace del recorrido. Al fin y al cabo, el viejo tópico archiconocido y archipronunciado volvió a sonar con la habitual resignación: “C’est le Dakar, patron”.
Esta mañana, tras pasar una mala noche, Laia Sanz se ponía a disposición de los periodistas que en el campamento de Bisha (Arabia Saudí) querían saber más de su historia. Estas fueron sus respuestas:
“No he podido dormir mucho. Es un día duro. Ver cómo todo el mundo sale hoy en carrera y que nosotros no podemos, después de lo que nos costó llegar, es difícil de aceptar”.
“Ayer ya no empezó bien el día. Teníamos una súper posición de salida que no pudimos aprovechar muy bien. Nos quedamos sin tercera velocidad en el kilómetro 20. Siendo una etapa tan técnica, que era mucho más difícil de lo que decían, tuvimos que ir de segunda a cuarta y de cuarta a segunda, vigilando mucho. Pensábamos que no terminaríamos por este problema. De hecho, íbamos con calma, y aun así, viendo los tiempos y la clasificación, resulta que estábamos salvando súper bien el día. Luego, nos dejaron de funcionar los instrumentos de navegación, así que decidimos ir todavía con más calma. Entonces, nos pasó Giniel de Villiers y, metidos en su polvo, pillamos una piedra que no vi, nos levantó el coche y, aunque casi lo salvamos, terminamos volcando. Después, tuve que ir a ver qué había pasado porque, a veces, cuando vas en una nube de polvo, no ves lo que hay. Dimos con la piedra por ir 10 centímetros por fuera de la rodera. Da más rabia todavía, porque no íbamos apretando. Era un día de supervivencia ayer”.
“Fue un disgusto. Cuesta mucho ir al Dakar, y creo que era un año para hacerlo muy bien, tanto en la categoría 4×2, como en la general. De hecho, me sorprendí en la prólogo por estar tan adelante sin haber probado el coche. Son cosas que pasan. Después de 15 Dakar, estar fuera en uno, me parece igualmente algo único, lo que pasa es que es un año en el que tenía ganas de hacerlo bien, reivindicarme, y duele un poquito más”.
“Lo que he hecho hasta ahora en estos 14 Dakar ha sido muy bestia. Me pongo a pensarlo y lo valoro. Seguramente, tocaba irse a casa por estadística, pero que sea en el primer día y de esta manera, duele más. Ayer sufrimos mucho para reparar y llegar al final de la etapa, y que luego, por dos milímetros de desviación de las barras del coche, te excluyan, duele”.
“Los ingenieros del equipo decían que no hubiera pasado nada por seguir, pero también entiendo que la FIA no quiera asumir esa responsabilidad. Si hubiera pasado algo más adelante, es un marrón, así que lo entiendo, pero duele. Ojalá nos hubieran dejado salir. Aunque ya no podíamos luchar por un resultado final en el Dakar, sí hubiéramos podido luchar por algunas etapas y hacer kilómetros. La FIA, en temas de seguridad, es muy exigente, y es normal. Toca aceptarlo”.
Texto: Mediagé
Foto de portada: ASO // DPPI
Foto de cuerpo: Edo Photo